La temperatura en el acuario de arrecife es un parámetro vital, muy fácil de medir, pero a veces difícil de controlar.
Los animales que viven en el mar dependen del entorno para regular su temperatura interior, no han necesitado desarrollar mecanismos para ello, ya que viven en entornos muy estables. Los procesos metabólicos, de crecimiento y reproducción se ven afectados por los cambios de temperatura.
Un cambio de +5ºC supone un incremento de un 48% de su actividad metabólica y un incremento de +10ºC supone un incremento del 96%. Ocurre lo mismo en el sentido contrario, llegando a producirse el aletargamiento de los peces en caso de agua muy fría.
Una temperatura mantenida fuera de su rango ideal supone una demanda de engería muy grande por parte de los organismos, lo que hace que no estén preparados para luchar contra infecciones o se ve inhibido el crecimiento. Si se mantiene en el tiempo fuera de control puede llegar a producir incluso la muerte.
Una temperatura alta implica que hay menos oxígeno disuelto en el agua, una mayor actividad bacteriana y un mayor desecho metabólico lo que supone una mayor acumulación de nutrientes perjudiciales en el acuario.
Como regla general la temperatura del acuario marino de arrecife debe mantenerse entre 25,5 y 26,5 ºC, siempre lo más estable posible.
El rango de temperatura que pueden soportar los animales en nuestro acuario es mucho mayor, desde los 24,5 hasta los 28,5ºC, pero una temperatura tan alta puede causar estragos en nuestro acuario y no debe mantenerse durante mucho tiempo.